En clase nos entrenamos con pequeños retos que nos den las claves para afrontar un reto mayor. Los retos suelen ser juegos cooperativos cargados de metáforas que nos hacen vernos de manera individual y también como equipo. Estos son algunos:
Reto del puzzle
Se le da a cada alumno una pieza de un puzzle. En cada pieza escriben al menos dos cosas que ellos piensan que saben hacer muy bien. Después, entre todos deben hacer el puzzle. Después de escribir lo que mejor sabe hacer cada uno, comienzan a hacer el puzzle. A la hora de organizarse empiezan a hacer grupos tratando de unir las piezas que tienen.
Reto de las sillas
Este reto consiste en cruzar un río imaginario, ayudados por 14 sillas para 27 personas, que son nuestro puente y nuestro suelo.
Reto de la alfombra mágica
El grupo completo está volando sobre una alfombra, pero la alfombra está sucia. El otro lado está limpio y el reto consiste en darle la vuelta a la alfombra sin que nadie ponga un pie fuera de esta, ya que se caería
Reto de la cuerda
El grupo completo debe pasar por encima de una cuerda que se coloca aproximadamente a la altura del pecho de los niños. No se puede tocar la cuerda.
Reto de los números
En corro, tenemos que decir tantos números como seamos (al principio conviene entrenarse con números más bajos) en orden, del uno en adelante. El reto consiste en que no puede haber previo acuerdo de quién va a decir los números, no se puede seguir un orden claro ni se pueden hacer señas para ayudarse. Hace falta escuchar al grupo y decir números cuando haya silencio. SI dos personas dicen un número a la vez, comenzamos desde el principio.
Al terminar los retos escribimos sobre cómo nos hemos sentido, qué ha sucedido, qué cosas han funcionado, cuáles han hecho más difícil el reto, etc. leemos en el corro lo que hemos escrito, o debatimos. Se elaboran carteles en los que se refleja lo que aprendemos en los retos. De esta manera lo tendremos presente a lo largo del curso.