UN REQUIEM VITAL
Ein Deutsches Requiem [Un réquiem alemán] es la composición más extensa de Brahms y, posiblemente, una de las más conocidas del músico. Escrita tras la muerte de su madre, en 1865, la partitura recoge un intenso trabajo para coro, orquesta, soprano y barítono, que Martin Schläpfer –coreógrafo y director artístico del Ballett am Rhein– ha sabido desenmarañar, creando una pieza visualmente conmovedora. Los 42 bailarines que ocupan el escenario se encargan de transformar la entrega y la gravedad que el autor romántico plasmó en el papel, en un trabajo coreográfi co donde los textos bíblicos y las notas que dan forma al oratorio se transforman en movimiento.
La labor de Schläpfer con su compañía, de la que está al frente desde 2009, se traduce en esta ocasión en un desafío artístico lleno de emotividad, donde el espectador, lejos de sumergirse en el oscurantismo habitual del réquiem católico, viaja hasta un estado de optimismo y humanidad que se refl eja en las carreras y los pasos de las fi guras sobre el escenario. Pasos que alternan la suavidad y la calma con la velocidad y la trepidación, la lentitud con la celeridad. Los protagonistas, situados en dos planos diferentes (el coro y la orquesta en un nivel inferior, en el foso, y los bailarines por encima de sus cabezas, evolucionando sobre el escenario), se articulan y complementan a través de la música, la palabra y la danza. Todos ellos, músicos, coristas y bailarines, se fusionan, interactuando entre sí de tal forma que los bailarines llegan a ceder su protagonismo y pasan a ser meros espectadores de las voces y las notas que emergen del foso.
Brahms medita en Un réquiem alemán sobre la vida y la muerte desde una perspectiva que se aleja del punto de vista religioso, configurado tradicionalmente por la opresión, el miedo, el castigo y la redención. Así, y a través de quince textos bíblicos apartados de la idea del Dios castigador que se representa en el Juicio Final, el compositor centra su obra en la misericordia, la compasión y la esperanza, que son los pilares que toma Schläpfer para desarrollar un trabajo lleno de optimismo, vitalidad. Un espectáculo etéreo, pero tremendamente humano.