El tenor no nos dejará dormir hasta adivinar los tres acertijos
(Actividad paralela a la ópera Turandot)
El libro Las mil y una noches contiene cientos de cuentos orientales antiguos de
tradiciones que abarcan desde el norte de África hasta la China. Muchos de los
personajes que aparecen en estos cuentos son muy populares y han sido
utilizados para obras sinfónicas, películas y óperas (Sherezade, Aladino,
Simbad, Alí Babá). Uno de los más exóticos es Turandot, una bella e
impertinente princesa china que, para echarse novio, pone como condición que
sea de sangre real y posea una inteligencia capaz de resolver tres acertijos muy
difíciles (todo hace suponer que además exige que sea guapo, simpático, hable
idiomas y juegue al bádminton) Los que se presentan fracasan, porque no
abundan los chicos que reúnan tantas virtudes. Hasta que aparece uno que
acierta ¿Quién es? Nadie lo sabe. Por su voz se adivina que es tenor. Pero esa
joyita de chico sale rana, porque invierte la situación y ahora es él quien le
devuelve el reto: al amanecer, la princesa deberá adivinar su nombre, si no la
dejará plantada delante de su corte. Ese es el momento más famoso de la ópera
de Puccini, cuando el tenor canta aquello de «Que nadie duerma, mi nombre
nadie adivinará y al amanecer venceré». Para recrear este momentazo nos hemos
traído a la Gayarre a uno de los mejores tenores de la actualidad.
Fernando Palacios, profesor
Con la participación Pancho Corujo (tenor) y
Miguel Huertas (piano)